Policías: las verdaderas víctimas del sistema

Según nuestros estudios, en el trienio 2021-2024 el número de denuncias contra policías se ha triplicado, no por que los agentes de policía se hayan tornado repentinamente en agentes de caos, deseosos de ejercer abusos, violencia y sadismo, nada más lejos de la realidad. ¿Qué está pasando entonces? En este artículo te lo contamos.

Estrategia de defensa

Algunos sectores de la abogacía recomiendan cada vez más a sus clientes, como parte de su estrategia de defensa, denunciar a los agentes de policía intervinientes, especialmente cuando haya sido necesario utilizar la fuerza durante la detención, por que saben que siempre existirá la necesidad judicial de valorar si el uso de la fuerza era congruente, oportuno y necesario en las circunstancias que se produjo la intervención. Esta estrategia de defensa, denunciando al policía, presenta varias ventajas para algunos letrados y sus estrategias de defensa:

  • Puede aumentar la minuta del abogado, ya que ejerce tareas de defensa y acusación en el mismo procedimiento, lo que le supone generalmente mayores ingresos económicos.
  • Embarra la intervención policial, ya que obliga al Juez que entienda del asunto a abrir dos procedimientos para averiguar los hechos, uno contra el detenido y otra contra los policías.
  • Las declaraciones de los policías resultarán menos creíbles durante el procedimiento, ya que al declarar los agentes con la doble condición de testigo y acusado, los policías tendrán derecho a mentir, algo que el abogado de la parte contraria se encargará de recordar al Juez continuamente para poner en duda todas las declaraciones policiales.
  • Facilita al Juez la decisión de archivo o sobreseimiento del caso, pues al Juez, como órgano imparcial que es, le resulta mucho más difícil en la situación planteada averiguar la verdad de los hechos, no resultando extraño que se opte por tomar la decisión salomónica de cortar el asunto de raíz evitando el periplo judicial de los agentes, permitiendo esta estrategia llegar a un acuerdo de archivo o sobreseimiento con más facilidad que si no existe denuncia contra los policías.
  • Permite al abogado acudir a los medios de prensa para hablar de abuso policial, algo que siempre vende. Ante la denuncia contra los agentes el Juez de Instrucción está prácticamente obligado a abrir un procedimiento contra los policías para averiguar los hechos, esta acción es vista públicamente como un «indicio de culpabilidad de los policías» por qué «si el juez les investiga es por que algo habrán hecho». Este tipo de argumentos erróneos da alas a determinados sectores y medios sociales para hacerse eco de la noticia y provocar un juicio mediático y fomentar un debate público contra la intervención policial, especialmente si a la noticia se compañan morbosas fotografías de lesiones o incluso un vídeo sesgado de la intervención policial, algo de lo que hablaremos a continuación.

Manipulaciones Mediáticas

La cosa se complica enormemente si aparece una grabación de la intervención policial de por medio, grabación efectuada generalmente por alguno de los detenidos, sus familiares, amigos o allegados quienes, antes de su publicación, se encargarán de editar el vídeo para mostrar solo aquellos instantes que les benefician, instantes que normalmente coinciden con los que el policía hace uso de la fuerza legal, obviando interesadamente los tan importantes instantes anteriores o posteriores en que se produjo la intervención y que, sin duda, son esenciales para contextualizar los hechos.

Si el vídeo de esa intervención además se difunde en redes sociales y medios de prensa, nuevamente se fomenta un juicio mediático contra los agentes de policía, por supuesto de forma sesgada, interesada y parcial. Pero todo eso no importa, importa la noticia y el impacto que va a tener en el número de visitas o seguidores de quienes lo difunden y no dudan en reprochar públicamente la actuación de los agentes sin conocer la realidad de los hechos, el «abuso policial» siempre vende y resulta fácil de masticar y digerir por la sociedad.

A estos reproches se unirán gustosamente determinadas personas o medios que, muchas veces con fines ideológicos o políticos, no dudarán en pedir públicamente la cabeza de los agentes, incorporando así presión al Juez que, por imparcial que sea, se verá avocado con mayor facilidad a sentar en el banquillo a los policías, sabedor que según la decisión que tome se verá sometido a la crítica y escarnio público, al menos en caso de archivo de la denuncia contra los agentes, pues el argumento de que la «magistratura fascista apoya el abuso sistemático del aparato policial» también es un argumento muy fácil de vender.

Inacción y Silencio Policial

La administración o jefatura de policía para la que trabajan los agentes denunciados, y en su caso sometidos a juicio público, no está ni se la espera. En el mejor de los casos algún mando transmitirá su apoyo a los agentes, pero normalmente será solo de palabra y no se acompañará de ningún acto de apoyo real, al menos a nivel oficial, para defender tu actuación profesional.

La administración y los mandos no quieren «mojarse», así de sencillo, si hacen una defensa pública y oficial de la intervención policial, saben que de entrada serán criticados públicamente, pero es que además si finalmente los agentes resultan condenados esto les podría suponer algún tipo de coste «político» o «profesional», así que lo mejor es ponerse de lado ante tu situación, «no mojarse», y responder a nivel oficial a todas las preguntas con frases tibias y vacías de contenido del tipo: «recordemos que los agentes son inocentes hasta que se demuestre lo contrario», «dejemos que la justicia haga su trabajo»… ¿te suenan estas frases verdad?

¿Y los sindicatos? Pues sinceramente, más de lo mismo, ni están ni se les espera, se limitarán a mostrarte su apoyo de palabra y a ofrecerte un abogado mediocre pero gratuito que, llevará como poco cientos de temas judiciales, y para los que solo eres «un caso más», independientemente a que te estés jugando toda tu carrera profesional e incluso ir a prisión. Además, recuerda que si estás en un sindicato de clase, mostrar públicamente apoyo los policías no está bien visto por el resto de sectores que también representan, y si estás en un sindicato estrictamente policial la defensa férrea de tu intervención puede suponerles también un coste en las próximas elecciones sindicales. En definitiva, lo mejor para cualquier sindicato ante la imputación de uno de sus afiliados es la neutralidad, la tibieza y nuevamente el uso de frases vacías de contenido del tipo: «defendemos la intervención y confiamos que la justicia haga su trabajo».

Los agentes denunciados están obligados a guardar silencio durante la tramitación del procedimiento contra ellos, es decir, en muchos casos ni siquiera los propios agentes imputados pueden salir a hablar en los medios para defender su intervención, por que esto podría interpretarse por la administración o jefatura de policía como una violación del secreto profesional recogido como infracción muy grave de régimen disciplinario que puede conllevar hasta la expulsión del cuerpo, y con la que te está cayendo en esos momento como imputado, como para arriesgarte a que encima te abran internamente un expediente disciplinario.

En conclusión, nadie, ni siquiera tú, va a salir pública y oficialmente a defender la intervención policial con uñas y dientes, da igual lo clara o no que esté la intervención policial, lo injusta o falsa que sea la denuncia que te han puesto, estarás solo.

Este silencio oficial contribuirá a dar alas a la teoría de que a existido una situación de «abuso policial» que intenta ser tapada por la administración o jefatura de policía quienes normalmente no se han pronunciado o si lo han hecho solo ha sido para restar importancia al tema, por que si la Policía lo tuviera claro ya habría salido a defender la intervención de sus agentes, nada más lejos de la realidad.

Una justicia alejada de la realidad policial

Desde luego, tampoco contribuye positivamente la existencia de un sistema judicial totalmente alejado de la realidad policial, de la realidad de la calle.

Tenemos jueces y fiscales encerrados en sus despachos con montañas de papeles y asuntos, pero totalmente alejados de la realidad del trabajo de calle, de como se aplica la ley en la calle y de como se impone el orden en la calle. Allá donde no están los jueces ni fiscales tiene que llegar el policía, sea de día o de noche, llueva o nieve, sea en un polígono industrial apartado o en una zona marginal donde se nos recibe normalmente a pedradas o tirándonos bombonas de butano, actuemos en desventaja o sin ella, con apoyo o sin él, sintamos miedo o dolor, seamos presa de la ira o la rabia, nos enfrentemos a una situación de supervivencia o no… todo eso da igual, nada de eso se va a tener en cuenta por que simplemente quienes nos juzgan no lo han vivido y, ni tan siquiera, pueden llegar a imaginárselo.

Guste o no, los policías son el baluarte de la ley y el orden en la calle, somos la primera línea de fuego para detener el mal, luchar contra la injusticia y prevenir el crimen.

En esa primera línea donde se mueve el policía, en caliente, el infractor te da un bofetón en la cara por simplemente pedirle la documentación para denunciarle por que «yo pago tu sueldo», el «yonki» con el «mono» te escupe para intentar contagiarte de sida, un mena puesto de «pegamento» intenta apuñalarte, y los «niñatos pijos» liándola pasados de coca te amenazan continuamente con que su padre, normalmente al parecer siempre político o juez, te va a quitar la placa por que «no sabes quien soy yo». Pero todo eso da igual, por que todos los anteriores, cuando lleguen al Juzgado, harán su «papel», se comportarán, acudirán bien vestidos, perfumados y serán sumamente respetuosos o educados con el Juez y la Fiscalía, saben lo que se juegan y no van a columpiarse, hay que hacer dudar al Juez y al Fiscal de que los hechos que narran los agentes en el atestado hayan podido realmente ocurrir, y lo peor es que algunas veces lo consiguen.

Si a esa interpretación ante el Juez, muchas veces digna de Oscar, encima se adereza con que previamente se ha denunciado a los agentes por abuso policial, tenemos el coctel perfecto para hacer dudar al Juez y Fiscal sobre la intervención policial se realizó tal y como se narra en el atestado o, por el contrario, los policías abusaron de sus atribuciones y pretendieron falsear los hechos en diligencias para justificar su actuación.

Cuando llegue el momento de interrogar a los policías para conocer su versión, el miedo natural de los agentes hacia el Juez y un interrogatorio como investigados al que no están habituados hará el resto. En los agentes aparecerá voz temblorosa, dudas y bloqueos que, debidamente aprovechados por el abogado de la parte contraria, sembrará de dudas al tribunal. No solo es que los policías no sepamos interpretar, que no sabemos, si no que ese miedo natural al Juez es por que nos jugamos mucho más que nadie cuando vamos como investigados en un proceso penal, la mínima condena que no supone apenas percance alguno para cualquier profesional, a nosotros puede llevarnos aparejada la expulsión del cuerpo y por tanto dejar de llevar un sueldo a nuestras casas ¿quién no temblaría ante la idea de perder su trabajo para siempre? ¿de quedarse en la calle sin derecho a paro ni subsidio alguno?

Nuestra fundación para luchar contra todo esto

Y es ahí donde entramos nosotros, la fundación Escudo Azul, como ves conocemos muy muy bien y de primera mano el sistema policial y judicial al que nos enfrentamos, nuestro objetivo es poner fin a esta situación por que creemos que hay que decir: ¡basta ya a los abusos contra los policías!

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